Oración General para Mayo
Padre Celestial, Tú has querido que en María se reflejase tu amor.
¡Gracias por habernos dado una Madre tan perfecta! Ella es para nosotros una nueva revelación de todos los tesoros de bondad que se encuentran escondidos en tu corazón paterno, nos muestras hasta qué punto Tú eres bueno y dulce en tu amor.
Con su ternura y su solicitud, Ella nos hace conocer el afecto delicado y vigilante que te une a Tí con nosotros, puesto que toda la fuerza de tu amor materno desciende a Ella de tu corazón de Padre.
En María no hay nada que no le haya sido dado expresamente por Tí: Ella trae a nosotros tu imagen, nos hace descubrir tu rostro de amor.
Sin el consuelo de su presencia y la continuidad de sus atenciones, nos faltaría una de las pruebas más evidentes de que Tú estás continuamente cercano a nosotros, para sostenernos, consolarnos, y protegernos. Su mirada bondadosa y su inmensa piedad para con los pecadores, como somos nosotros, nos invitan a creer que tu misericordia es inconmensurable y que no se deja vencer por la ingratitud y por la maldad.
María nos muestra cómo Tú nos amas y nos impulsa a confiarnos completamente a tu amor.
¡Te damos gracias porque te agrada manifestarte y darte a nosotros a través de Ella!
Amén
Lecturas del Sábado de la 3ª semana de Pascua
Sábado, 2 de mayo de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42): En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho». Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nosotros». Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor. Palabra del Señor
Salmo
Sal 115,12-13.14-15.16-17 R/. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. R/. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. R/. Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69): EN aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». Palabra del Señor
Oración Final
Oh María,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del Pueblo, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
(Oración del Papa Francisco ante la especial situación mundial por la Pandemia)