Hoy celebramos el Día de las Madres. Y queremos dedicarle estos renglones a nuestra Madre Santísima, la Virgen de la Natividad.
Esa mujer de quien Jesús heredó todas sus características, no sólo físicas sino también sus valores y hábitos. La niña que llevó en su seno a Aquél que cargaría después con el peso de todo el mundo. La que le enseñó a Jesús sus primeros pasos y le dio su primer alimento, sin saber que después sería Jesús mismo el verdadero Camino, y el alimento para la vida eterna.
Festejamos a María no sólo por ser Madre de Jesús, sino ¡por ser Madre Nuestra también! Porque en la Cruz, Jesús le dijo: “Mujer, he ahí a tu hijo” (Jn. 19, 26), y desde ese momento, así como el Apóstol Juan, nos llevamos todos a María a nuestros hogares, convirtiéndola en nuestra segunda Madre.
¡Cuán Bueno ha sido Dios con nosotros, que nos regaló su joya más preciada! ¡Cuánto conocerá nuestros corazones, que él mismo experimentó el Amor de Su Madre, y quiso que nosotros lo experimentáramos también! ¡Qué delicia contar con María en nuestras vidas! María nos acompaña en nuestras tribulaciones como perfecta animadora, siempre detrás de nosotros, siempre en movimiento, siempre en oración, siempre con la frente en alto como en el Calvario, pero con las manos entrelazadas por su preocupación hacia sus hijos.
Esa Madre amorosa que preocupada por todos nosotros, en esta situación de oscuridad y dureza, ha velado por cada uno de sus hijos de Guadamur y nos has cuidado con amor delicado. Ha abierto sus brazos de par en par para protegernos bajo tu manto divino y que nada malo nos pasara. Esos ojos como estrellas que han iluminado, en estos días, cada uno de nuestros hogares como verdaderas lámparas … sus ojos contra el desaliento, la oscuridad o la desesperación.
Gracias Madre porque a pesar de que no hemos podido visitarte no te has olvidado de nosotros. ¿Qué no haría una Madre por sus hijos?… Gracias por amarnos… gracias por cuidarnos… gracias por sanarnos.
El día 11 de mayo las puertas de tu Ermita se abrirán de par en par para poder volver a ver esos tus ojos misericordiosos que tanto anhelamos contemplar. Es de esos días emocionantes de recordar porque como dice una canción… UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR. Y cuando tus ojos se crucen con nuestros ojos sabremos que estamos a salvo y nos emocionaremos.
¡Felicidades Madre! ¡Felicidades Santísima Virgen de la Natividad!